YUNQUE & PLUMA - Ángel Farías

YUNQUE & PLUMA - Ángel Farías

¿Cómo se articulan los planos en una composición cuando sus dimensiones se complejizan a través de formas, ángulos y detalles asimétricos? Esta interrogante atraviesa la obra de Ángel Farías (1999), cuyas narraciones visuales, llenas de símbolos y alegorías, dialogan con la tradición pictórica de El Bosco y su manejo de planos entrecruzados. Farías, influenciado por la Historia del Arte, reinterpreta iconografías clásicas como las Venus recostadas y los querubines, construyendo un universo propio donde convergen referencias con distintas ficciones.

Su práctica explora gestos, posturas y estéticas que dotan a sus personajes de un lenguaje visual reconocible: puntos rojos bajo los ojos, pestañas largas, labios carnosos y el brillo peculiar de sus pupilas. Estas figuras habitan composiciones ricas en detalles, rodeadas de paisajes, animales y objetos cargados de significado, revelando capas de interpretación en cada escena. En esta muestra, dos lenguajes materiales dialogan: el hierro forjado y el dibujo en acuarela, poblando la pared con personajes que evocan mitos y relatos fantásticos.

“Yunque y Pluma” inicia con dibujos en tinta china y acuarela, cuyas narrativas surgen de historias folclóricas, episodios personales e inspiraciones cotidianas. En ellos aparecen seres fantásticos, hadas, cartas y herramientas de trabajo como el martillo y el yunque, elementos que aluden al quehacer de sus personajes.
La materialidad del papel y la fluidez de la acuarela contribuyen a la expresividad de estas composiciones, generando atmósferas etéreas y ensoñadas. La variedad técnica que Farías emplea no sólo amplifica el impacto visual de su obra, sino que también refuerza la multiplicidad de lecturas posibles dentro de cada pieza.

Una serie de retratos profundiza en la relación entre la comida y la identidad, influenciada por la experiencia de Farías como panadero. En estas obras, los personajes sostienen alimentos en la boca, en la cabeza o a su alrededor, desdibujando los límites entre lo físico y lo simbólico. Cada elemento parece ser una extensión del pensamiento, una materialización de ideas que flotan en torno a los retratados. La conexión entre el alimento y la memoria también se manifiesta, evocando experiencias sensoriales y afectivas que vinculan al artista con su práctica cotidiana. 

En la parte inferior de la pared, un autorretrato del artista lo muestra sosteniendo un cuaderno con un dibujo de su padre, acompañado de una gallina, un lápiz, un yunque y la letra inicial de su nombre. Esta composición, cargada de elementos personales, condensa su búsqueda de representación propia. La metáfora del cuaderno dentro del retrato refuerza la idea de la creación como un proceso continuo donde la memoria
y la identidad convergen en un espacio simbólico compartido.

Por otro lado, una serie de esculturas en hierro traslada los gestos característicos de sus personajes al volumen tridimensional. Estas piezas, incrustadas en la pared, extienden la exploración material del artista y establecen un diálogo con los dibujos en papel. Las esculturas, con su presencia sólida y tangible, generan un contrapunto a la levedad de la acuarela, enfatizando el juego de contrastes que define la muestra. La fuerza del hierro, en oposición a la suavidad del papel, subraya la dualidad que atraviesa la práctica de Farías: la delicadeza y la resistencia.

De este modo, la primera exposición de Paisaje en 2025 aborda las diversas materialidades que atraviesan la obra de Farías. Sus paisajes verdes, figuras enigmáticas y referencias artísticas conviven en una composición compleja, donde cada elemento se entrelaza en una armonía viva y orgánica. A través del dibujo libre y la experimentación matérica, Farías construye un universo lleno de vida, alimentado por la curiosidad y la
precisión en los límites de cada material. La exposición se convierte así en una invitación a adentrarse en un mundo de símbolos y narraciones que celebran el movimiento de las puestas en escena posibles.